Días sin huella (1945) - Billy Wilder
A grandes rasgos, el personaje del borracho siempre había sido representado como foco cómico, despojo social o ahogador de las penurias vitales. Lo que nunca había sido era un enfermo mental; de ahí la importancia de Días sin huella (1945). A la dirección y la escritura, Billy Wilder decidió reinventar este rol, desglosando un seguimiento tan cercano como crudo de la rutina de un alcohólico en su aspecto clínico. El pulso no le tiembla a la hora de componer esta odisea de la autodestrucción, un calvario que se sufre en soledad y en el que el síndrome de abstinencia y el delirium tremens aparecen en escena sin complejos ni morbosidad. Una película que pasa a la Historia por su atrevimiento pero también por su excelente factura.
No te la puedes perder si:
-te interesa el aspecto humano del alcoholismo.
-tiendes a pensar que el alcoholismo es voluntario y se disfruta.
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