A principios de este verano llegaba a la cartelera española la película de 2014 de Patrice Leconte, No molestar, cuando todavía no se había estrenado la de 2013, La promesa. La primera, una comedia de enredos muy francesa; la segunda, un drama romántico de época. Nada que ver en el fondo, pero sí un estilo cercano al del artesano en la forma. El francés es un veterano director que tira de oficio para sacar adelante este melodrama situado en los albores de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, sin salirse de los estándares del clasicismo cinematográfico, juega a los continuos reencuadres nerviosos para tratar de empapar al fotograma de la emotividad que desprende la historia. Un recurso superficial que estorba más que aporta, pero lo más destacable de un relato correcto pero intrascendente.
No te la puedes perder si:
-adoras las películas de época.
-te nutres de amores prohibidos.
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